AVERSIÓN AL SEXO

El trastorno por aversión al sexo supone un rechazo extremo y constante hacia todos, o prácticamente todos, los contactos sexuales genitales con una pareja sexual, provocando el rechazo y evitación de la conducta sexual, aún cuando exista deseo previo.

En esta disfunción se experimenta ansiedad al intentar la relación sexual, aunque también puede observarse dicha ansiedad en aspectos concretos como el pensar en la penetración, ante el olor o las secreciones genitales o el mostrarse desnudo.

Si la persona afectada vive en pareja, procura rehuir todo tipo de situaciones estimadas incitadoras de un encuentro sexual, utilizando estrategias para evitar a la pareja, principalmente en los momentos que se perciben de mayor riesgo. Así, pueden descuidar el aspecto físico para no resultar atractivos, evitan coincidir con la pareja en el momento de irse a dormir o muestran una tendencia excesiva a involucrase en actividades laborales, sociales o familiares.

No acostumbran a existir factores orgánicos que provoquen esta disfunción, pudiéndose considerar como variables que predisponen o facilitan su aparición, determinados acontecimientos traumáticos.

¿Cómo lo podemos identificar?

Pueden permitir su identificación los siguientes aspectos:

  • Evitación de los estímulos eróticos.
  • Intranquilidad y evitación de las relaciones sexuales.
  • Persistente ansiedad, disgusto o repulsión ante cualquier aspecto relacionado con el sexo.
  • Educación sexual restrictiva y sentimientos negativos sobre relaciones pasadas, tanto a nivel emocional como sexual.
  • Intenso malestar y deterioro de la relación de pareja.