EL DUELO EN TIEMPOS DE CONFINAMIENTO
Es complicado despedirse de quienes amamos en situaciones normales, pero aún es más difícil el proceso de despedida cuando no nos es permitido hacerlo de manera natural y escogida.
Es necesario hacer una diferenciación entre duelo y pérdida. La pérdida es la ausencia física de algo o alguien y el duelo es el proceso vivido por alguna pérdida. Cuando el duelo es transitado de manera natural, sin interrupción de algún tipo, se considera un proceso sano y sostenido. Sin embargo, cuando no es posible, bien porque se nos niega la posibilidad o porque el proceso no se está viendo apoyado por el ambiente, puede acabar en trauma.
Cientos de miles de familias están viviendo la pérdida sin la posibilidad de despedirse de su amigo, familiar o amado. Ante esta circunstancia para la persona que queda en vida se abre una herida que necesitará de atención y acompañamiento para la sanación y cierre de dicho proceso. Con cierre no me estoy refiriendo a olvido. Consiste en tratar la herida para que deje de sangrar, para que no se infecte, para que cicatrice bien y así convertirse en una parte de la experiencia que poder observar y recordar cuánto una vez dolió, siendo plenamente consciente de tener la capacidad de sostener una vivencia tan compleja.
El shock producido por la pérdida en época de coronavirus se está asimilando en muchos casos de manera rápida y sin apoyo. Esto está provocando que ya, desde el punto de partida del duelo, se esté soportando insanamente. Por lo tanto es muy importante asistir a terapia desde los primeros signos de señales de dificultad del proceso.
Así, en Centro Interdisciplinar Háblame ayudamos a que aquéllas personas con necesidad de conseguir el autoapoyo necesario puedan sanar el proceso de pérdida bajo cualquier circunstancia.
Juan Lozano López
Psicólogo General Sanitario
Nº Col. AO-09715