El estrés y sus consecuencias en el habla
El estrés afecta a la voz mucho más de lo que creemos puesto que existe una relación directa entre el tipo de emisión de la voz y el estado psicológico y emocional en que se encuentra una persona.
El habla se vuelve ansiosa, agitada, rápida y tiene escasas variaciones tonales. En el caso más grave esta transmite esa fatiga propia de un estrés sostenido. Esto se puede apreciar en personas nerviosas que hablan de forma más atropellada con una emisión del discurso más rápido y con menor número de pausas y por tanto esto puede llevar a que presentan una voz ronca.
Podemos evidenciar la relación emocional con la respiración, su ritmo varía en función del estado de nuestras emociones y de nuestra actividad mental o física, por tanto en determinadas emociones el músculo del diafragma reacciona con tensión y va a crear que la su función en la fonación sea deficiente. Pero esta tensión puede ampliarse a otros grupos musculares, como la musculatura del cuello y de la laringe, donde se contraen en exceso.
Para recuperar la voz es necesario que se ponga recto y con una postura erguida y relajada y disminuir tensión en el cuello, los hombros y la mandíbula y la correcta respiración.
Es importante evitar el tabaco, el alcohol y ambientes ruidosos, además de las bebidas frías o muy calientes y evitar no carraspear.