UNA VUELTA AL COLE MUY DISTINTA
La vuelta al cole siempre es un periodo intenso para padres e hijos de preparación y adaptación a nuevas actividades y rutinas tras el periodo vacacional. Este año se une la incertidumbre y las dudas ante la situación que vivimos y que provoca deferentes temores. A eso se suma que los niños vuelven a las clases tras haber pasado todo el último trimestre del curso anterior en casa, más las vacaciones estivales, de modo que están muy desconectados de sus compañeros, profesores y rutinas. Y si otros años ya cuesta retomar los hábitos escolares o despegarse de los padres en el caso de los más pequeños, este año el inicio de curso puede resultar aún más difícil para muchos, provocándoles miedo y ansiedad .
La clave es aprender a vivir con la covid-19, y los riesgos que conlleva. Y desde la prudencia y la prevención, intentar hacer una vida lo más normalizada posible. Y así tenemos que afrontar la vuelta al trabajo y la vuelta al cole de los pequeños, ambas inevitables y necesarias para nuestro crecimiento personal y nuestra socialización.
Así, sería recomendable abordar los aspectos positivos y animar a los niños a que recuerden los buenos momentos vividos y que van a poder reencontrarse con sus amigos. Esto es fundamental cuanto más pequeños son los escolares, que son los que se pueden ver más influidos por la sensación generalizada de miedo y ansiedad.
Los más pequeños van a verse especialmente influidos por los temores y miedos expresados por los padres, pudiendo experimentar ansiedad y miedo ante una situación planteada por sus modelos paternos como amenazante. Por ello es recomendable que los padres transmitan la importancia de las medidas de seguridad e higiene recomendadas pero sin transmitir ansiedad.
A partir de Primaria, los niños tienen más capacidad para afrontar el temor porque son más conscientes de los aspectos positivos de la vuelta al cole, echan de menos a los amigos y han experimentado experiencias positivas en el cole en cursos anteriores. Además, junto con la influencia de los padres está también la que ejercen los amigos, la televisión o las redes sociales.
En el caso de los adolescentes su percepción del peligro suele ser menor y los amigos ejercen una gran influencia. Por ello, aunque pueden presentar temores y ansiedad, estos tenderán a ser menores.
En todo caso, los niños presentan una gran capacidad de adaptación a nuevas situaciones e igual que nos sorprendieron durante el confinamiento, incorporarán las medidas de seguridad a sus rutinas diarias con más facilidad de lo que pensamos. Es importante que le transmitamos la información de lo que está pasando de forma adaptada a la edad y desde el sosiego y la calma. Del mismo modo, debemos propiciar espacios dentro de nuestra rutina diaria para hablar de cómo ha ido el día, de qué están suponiendo para todos los cambios a los que nos enfrentamos y que lo hagamos desde la naturalidad y, si es posible, la familia al completo.
Teresa Mas Fernández
Psicóloga
Máster en Mediación Familiar
Nº Col. AO – 04740