MIEDOS

A cierta edad los miedos son evolutivos y “normales”, cambiando el objeto temido a medida que el niño crece y su sistema psicobiológico va madurando. La tendencia natural será a que éstos vayan desapareciendo progresivamente.

En otras ocasiones, podemos hablar miedos patológicos que pueden derivar hacia trastornos que necesitan atención psicológica (ansiedad, fobias). Establecer la frontera entre uno y otro (normalidad-patología) no siempre es tarea fácil.

SIGNOS DE ALARMA

Miedo o ansiedad intensa por un objeto o situación específica (p.ej., volar, alturas, animales, administración de una inyección, ver sangre).

  • El miedo o la ansiedad se puede expresar con llanto, rabietas, quedarse paralizados o aferrarse.
  • El objeto o la situación fóbica casi siempre provocan miedo o ansiedad inmediata.
  • El objeto o la situación fóbica se evita o resiste activamente con miedo o ansiedad intensa.
  • La reacción es desproporcionada al peligro real que plantea el objeto o situación específica y al contexto sociocultural.
  • El miedo, la ansiedad o la evitación es persistente, y dura típicamente seis o más meses.
  • El miedo, la ansiedad o la evitación causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
¿CÓMO TRABAJAMOS?

CON EL PACIENTE:

  • Asimilar del miedo a través de técnicas cognitivo conductuales.
  • Autocontrol
  • Afrontamiento de situaciones estresantes.
  • Estrategias de relajación para el control de la ansiedad.

A NIVEL FAMILIAR:

  • Planteamiento y comunicación de objetivos
  • Reuniones de seguimiento
  • Pautas conductuales y de apoyo
  • Atención a nuevas necesidades

A NIVEL EXTERNO:

  • Coordinación con otros profesionales que tengan relación con el paciente