TRASTORNOS ALIMENTARIOS

Cada año, miles de adolescentes padecen trastornos alimenticios o problemas de peso, de alimentación o con la imagen corporal. Se trata de comportamientos alimentarios extremos o anormales que generan problemas tanto físicos como psíquicos. Los trastornos alimentarios más comunes son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa. Pero existen otros trastornos relacionados con la alimentación que se están volviendo más comunes, como el trastorno por atracón, los trastornos relacionados con la imagen corporal o las fobias a determinados alimentos.

¿QUÉ ES LA “ANOREXIA”?

Las personas que padecen anorexia sienten un miedo real a engordar y tienen una imagen distorsionada de las dimensiones y la forma de su cuerpo. Es por esto que no pueden mantener un peso corporal normal. Muchos adolescentes con anorexia restringen la ingesta de alimentos haciendo dieta, ayuno o ejercicio físico excesivo. Apenas comen, y lo poco que ingieren se convierte en una obsesión. Otras personas que padecen anorexia recurren a los atracones y las purgas: ingieren grandes cantidades de alimentos y luego tratan de deshacerse de las calorías tomando laxantes, haciendo ejercicios físicos en exceso, o mediante una combinación de estas.

¿QUÉ ES LA “BULIMIA”?

La bulimia es similar a la anorexia. En el caso de la bulimia, quien la padece se da grandes atracones de comida (come en exceso) y después trata de compensarlo con medidas drásticas, como el vómito inducido o el ejercicio físico en exceso para evitar subir de peso. Con el tiempo, esto puede resultar peligroso, tanto física como emocionalmente. También puede conducir a comportamientos compulsivos (es decir, comportamientos que son difíciles de evitar). El diagnóstico de la bulimia se da cuando una persona recurre a los atracones y a la purga de manera regular, al menos dos veces por semana, durante un par de meses. Estos atracones no equivalen a situaciones como ir a una fiesta, comer cantidades excesivas de pizza y al día siguiente decidir ir al gimnasio y comer más sano.

Si bien la anorexia y la bulimia son muy similares, las personas anoréxicas suelen ser muy flacas y suelen tener un peso inferior al normal. Por el contrario, las personas bulímicas pueden tener un peso normal o estar un poco excedidas de peso.

¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DE LOS TRASTORNOS ALIMENTARIOS?

Si bien existen muchas teorías al respecto, nadie está totalmente seguro sobre las causas de los trastornos alimentarios. La mayoría de las personas que sufren un trastorno alimentario tienen entre 13 y 17 años. Este es un período de cambios físicos y emocionales, de presiones académicas y de mayor presión de los iguales. Muchos adolescentes reaccionan al cambio físico con grandes temores por su nuevo peso queriendo asemejarse con modelos sociales idealizados. El hecho de no aceptar su cuerpo por miedo a no ser aceptado y por ello rechazados quieren cambiarlo mediante el control de la alimentación. Muchas personas con trastornos alimentarios pueden presentar también un estado depresivo y ansiedad, o padecer otros problemas de salud mental, como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).

¿QUÉ EFECTOS TIENEN?

Los trastornos alimentarios son una enfermedad grave. Suelen estar acompañados de otros problemas como estrés, ansiedad, depresión y consumo de drogas. Los trastornos alimentarios pueden generar problemas de salud graves como cardiopatías o insuficiencia renal. Una persona cuyo peso es, al menos, un 15% menor que el peso promedio correspondiente a su altura, puede no contar con la grasa corporal suficiente para mantener los órganos y otras partes del cuerpo sanos. En los casos más graves, los trastornos alimentarios pueden provocar desnutrición grave o, incluso, la muerte. El problema emocional que acarrea un trastorno alimentario también tiene consecuencias negativas.

¿CÓMO LOS TRATAMOS?

Los trastornos alimentarios están relacionados tanto con la mente como con el cuerpo. Las personas que padecen estos trastornos pueden mejorar y gradualmente aprender a comer normalmente. La terapia va dirigida a la aceptación y el compromiso, a deshacerse de algunos hábitos y volver a aprender otros. Ayudamos a que la persona que lo padece aprenda a aceptar su cuerpo, que comprenda sus conductas alimenticias y la relación entre lo emocional y la alimentación, es decir, ofrecemos las herramientas que se necesitan para sentirte bajo control y para gustarte y aceptarte tal como es. La participación familiar es un elemento indispensable en el tratamiento.